Texto sobre nuevos materiales como adelanto del proyecto Mater, publicado en la revista Neo 2.
Los nuevos materiales y el desarrollo tecnológico son siempre el motor de las nuevas ideas. En ellos y la madre ciencia está la base del progreso en todos los ámbitos de nuestra vida. La silla se viene reinventando desde la época del Renacimiento, a medida que sucesivamente se inventan los plásticos, la fibra de carbono o el aluminio inyectado; la nueva cocina se redefine hoy desde un laboratorio; la arquitectura se ha desbocado desde que es digital; la ecología ya no es hoy cosa de hippies ni del marketing oportunista, sino una verdadera oportunidad de negocio (será eso, el business medioambiental que está a la vuelta de la esquina, más que nuestras verdes y buenas intenciones, lo que nos salvará el planeta); los biomateriales están en ya en los yogures de nuestra nevera; los fármacos son ahora inteligentes y más eficaces gracias a las nanopartículas; los metales pueden tener memoria de forma (Uri Geller lo supo antes que nosotros y se forró doblando cucharas) y también los tejidos. Eso quiere decir que un vestido se puede acortar o alargar según haga más o menos calor. Él solito. O cargarse de electricidad para que le podamos enchufar el móvil. O protegernos de la radiación. No es ciencia ficción. El futuro ya está aquí y vamos a flipar. Un aperitivo de todo ello podrá verse este año en una exposición organizada por el FAD que será itinerante por diversas ciudades españolas. Se llama Mater y es un muestrario sorprendente de la innovación en nuestro país, visto a través de los materiales con los se está construyendo nuestro presente. / RU
Texto sobre nuevos materiales como adelanto del proyecto Mater.
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